Era la noche más estúpida del año. Era la hora más
interminable de la noche. Devoraba uñas ante la tentación de fumar. Aunque
ahora solo parezcan heridas que nunca cicatrizarán, seguro que allí antes hubo
uñas.
La estúpida del año, la noche de ahora.
Cuerpos. Toda una vida. No hay fechas, lo indefinido nos ata
a la incertidumbre.
Hay demasiados interrogantes y muy poca paciencia.
En la noche más interminable se le dio por pensar. Qué mejor
momento para hacerlo, desde luego. A penas algún grillo, un casi imperceptible
haz de luz y ni frío ni calor. Se estiró completamente y eliminó el obstáculo
que mantenía sus pies atrapados. Esto ha sido fácil, sonrió para sí
misma. Y cuántas sonrisas se pierden sin que nadie pueda verlas.
Pensó que estaba harta de pensar.
Fue breve. A veces pasa.
En la noche más larga y estúpida, solo fue capaz de pensar
que estaba harta de pensar.
Se levantó y encendió un cigarro. Porque las uñas no están
reñidas con los cigarros y los pensamientos a veces no son tan largos como las
noches.
Cómo me alegra volver a tenerte por aquí. Se te ha echado de menos. Los demás seguimos con nuestros blogs, algunos algo más renovados, pero en esencia iguales. Besos, guapa.
ResponderEliminarYo también me alegro de volver. No sé por qué he tardado tanto, la verdad. Pero ya estoy aquí.
EliminarGracias, siempre, por pasarte por estos pequeños hogares míos.
BICOS PRINCESA. :)
Yo también estoy un poco harta de pensar. Pero no de leerte. Eso jamás!
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