La típica persecución.
Corro entrecortadamente y respiro con torpeza. Al girar la
esquina los colores siguen siendo ocres grisáceos. No hay líneas definidas y
nunca, nunca-nada es lo que parece.
Nunca vuelo cuando me persiguen. Prefiero entrecortadamente
y con torpeza avanzar.
-¿Es necesario respirar en los sueños?
-Es necesario huir.
La tópica persecución.
Mi piel se va desprendiendo de células muertas y absurdas. Todo
aquello que fue tocado, conmovido y excitado ha abonado el camino de la
memoria. Ahora luzco un traje nuevo. Corro entre calles habitadas de pretéritos.
-¿Es necesario respirar en los sueños?
-Es necesario buscar.
Hay adioses que
deparan holas.
Ahora.
Ahora voy a pensarte y convocarte a mis sueños. Te invito a
la libertad que año tras año he ido construyendo.
Podrás bailar sin ritmo, cantar sin afinar, comer con las
manos y despertarte cuando te plazca. Podrás volar con o sin técnica, emigrar y
volver al instante, reír con fuerza hasta que se vayan todos los fantasmas. Podrás
acompañarme por calles que nunca nadie ha pisado porque solo mi imaginación las
creó o podrás tú misma guiarme por los caminos que quieras inventar. Te invito
a soñar y ser soñada.